martes, 7 de mayo de 2013


Método


Este programa experimental comenzó en 1981 con niños de primer grado, pertenecientes a ocho escuelas públicas de Seattle. Dos escuelas fueron asignadas por completo al grupo de intervención (una) y al grupo de control (otra).
En la seis restantes escuelas las clases fueron asignadas aleatoriamente a uno u otro grupo. Posteriormente, se añadieron diez escuelas más como grupo de control. La intervención tuvo una duración de 4 años, realizando una recogida de datos en el momento anterior a la intervención, en 1981, y otra al final del período, en 1985. El grupo de la intervención se compuso de 199 sujetos (102 niños y 97 niñas), consistiendo el grupo de control en el resto de los niños que no habían recibido la intervención de primero a cuarto grado, más un grupo de estudiantes que se añadieron al proyecto al final del quinto grado, cuando el grupo se amplió para incluir diez escuelas más (N = 709; 365 niños y 344 niñas). (Tremblay y Craig, 1995).
El programa incluía actuaciones con los niños y sus familias. Para los primeros se desarrolló una intervención comprehensiva que incluía clases de dirección proactiva, enseñanza interactiva y aprendizaje cooperativo (Burns, Howell et al., 2003). En el primer grado se les añadió un programa de aprendizaje cognitivo en resolución de problemas. A las familias se les implantó, voluntariamente, dos diferentes tipos de programas de entrenamiento de padres, uno dirigido a identificar comportamientos apropiados e inapropiados y, otro dirigido a mejorar la comunicación entre padres e hijos (Tremblay y Craig, 1995).

Resultados

El grupo sobre el que recayó la intervención obtuvo resultados más favorables que el grupo de control al analizar las variables familiares, fundamentalmente en dirección familiar proactiva por parte de los padres, incremento de la comunicación e implicación familiar y mayor vinculación familiar.
Respecto de las variables escolares, los estudiantes del grupo de intervención percibían la escuela como más gratificante y obtuvieron un incremento en su vinculación escolar, aunque más bajas puntuaciones en el test de logros académicos que el grupo de control.
El resultado más significativo, desde nuestro ámbito de estudio, fue que la intervención reportó al grupo de estudiantes índices más bajos de consumo de alcohol y de iniciación a la delincuencia que el grupo de control (grupo de intervención = 45.5% delincuentes; grupo de control = 52.2% delincuentes) (Tremblay y Craig, 1995).
Además, según Hawkins et al. (1999)25 los efectos del programa en el comportamiento antisocial de los niños se pudieron comprobar durante la intervención, inmediatamente despues de su finalización, y cuando los estudiantes cumplieron 18 años (6 años después del final de la intervención).
Es posible concluir señalando que el incremento de los vínculos familiares y escolares puede ejercer influencia en posteriores comportamientos problemáticos y delincuentes (Tremblay y Craig, 1995Wasserman et al., 2000).

C) Programas de prevención con adolescentes

Es bastante frecuente que niños que han observado un comportamiento correcto durante la niñez exhiban serios comportamientos antisociales al comienzo de la adolescencia. En este momento, identificar a estos jóvenes es relativamente más fácil que durante la niñez, pero, por otro lado, esos comportamientos y actitudes están más fuertemente arraigados y son más resistentes a los cambios (Wasserman et al., 2000). Ante esta situación los programas de prevención de la delincuencia juvenil en la adolescencia tienden a abarcar ámbitos de actuación más amplios que los programas realizados a otras edades.

The Multisystemic Therapy (MST)

El MST es un programa intensivo, a corto plazo, realizado por terapeutas que se ha comprobado efectivo en la disminución de comportamientos antisociales de delincuentes juveniles violentos y crónicos (Muller y Mihalic, 1999).
El propósito principal de este programa es ayudar a los padres a hacer frente a los problemas de comportamiento de sus hijos; ayudar a los jóvenes con los problemas causados por su familia, amigos, la escuela y el barrio; y reducir o eliminar la necesidad de tener que llevar a cabo un programa de tratamiento fuera de su domicilio (Mihalic et al., 2001).


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